jueves, 31 de diciembre de 2009

Abre convocatoria a Premio Elías Nandino...

REDACCIÓN
Cada participante deberá enviar un volumen de poemas inédito en español, de 50 a 80 cuartillas, con tema y forma libres. La presente convocatoria estará vigente desde el momento de su publicación, hasta el 26 de marzo de 2010. Después de esta fecha, ningún trabajo será aceptado.
Para este certamen podrán participar los escritores mexicanos por nacimiento que residan en el país, de hasta treinta años. Quedan excluidos los trabajos que participan en otros concursos o que esperan dictamen, obras premiadas en otro certamen, quienes hayan recibido cualquier premio otorgado por el Programa Cultural Tierra Adentro, el personal de las direcciones convocantes del Consejo, así como de la SCJ y el Ayuntamiento de Cocula, Jalisco.
El fallo será divulgado a través de la prensa local y nacional en mayo de 2010. Los trabajos deberán ser enviados a: Premio Nacional de Poesía Joven Elías Nandino 2010, ex Convento del Carmen Avenida Juárez 638, Zona Centro, C.P. 44100, Guadalajara, Jalisco. Mayores informes: Secretaría de Cultura de Jalisco, teléfono (01 33) 3030-1371 y 3030-1372 jorge.souza@jalisco.gob.mx. Programa Cultural Tierra Adentro, teléfono (01 55) 4155-0546 tierraadentro@correo.conaculta.gob.mx.

jueves, 24 de diciembre de 2009

La Educación...

La chicharra sonó llamando a los estudiantes a la segunda hora de clase, entre risas y alboroto, los adolescentes enfilaron en grupos hacia los salones, algunos aun tomando jugo o refresco, otros incluso terminando su lonche, y es que los 20 minutos de receso no eran nada para el almuerzo si la plática estaba buena.
En uno de esos grupos, iba un adolescente como apartado, pensativo, caminando lentamente; daba la idea que no deseaba llegar al salón de clases.
De repente sintió una palmada en la espalda
-Vamos wey, tú no te desanimes, se me hace que la pinche vieja ni vino-.
El adolescente esbozo una leve sonrisa
-“Es cierto, a lo mejor la maestra no vino”- Pensó para sus adentros.
-Además wey, tú eres el más trucha de todos, llevas buenas calificaciones, la vieja tiene que entender-
Los adolescentes entraron al salón de clases, Santiago, que así se llamaba el adolescente, ocupo su butaca, observaba a sus demás compañeros desenvolverse tranquilamente, y sin poder evitarlo, se sobaba las manos demostrando su nerviosismo.
Los minutos pasaron y la maestra no llegaba, el adolescente comenzó a pensar que tal vez su amigo tenía razón, quizá la maestra faltaría a clase, y el tendría una semana más para tratar de dar solución a su preocupación.
Pero la suerte no estaba a su favor, la maestra entro apresurada, saludó mientras todos se levantaban.
-Siéntense por favor; se me hizo un poco tarde, cosas del sindicato, así que nos daremos prisa ¿Terminaron todos su trabajo?-
-Siiiiiiiiiiii-

Contestaron varias voces a la vez, mientras tanto, la maestra terminaba de acomodarse en el escritorio, hecho esto, se tomo unos segundos para dar una mirada a los alumnos.
-Bueno, espero que todos lo hayan terminado, recuerden que de esto depende su calificación, es lo único que tomaré en cuenta, el que no lo haya hecho, puede darse por reprobado-.
-Conforme los vaya nombrando iré pasando lista y vendrán a entregarme su trabajo ¿Alguna duda?-
Nadie respondió, así que la maestra comenzó a pasar lista y a revisar los trabajos.
-Acosta Martínez Alicia-
-Presente maestra-
-¿Termino su trabajo señorita?-
-Sí- Respondió la adolescente mientras se acercaba al escritorio.
-Déjeme ver, eran 11 hojas y le pedí las imágenes a color, letra times new roman 12, espaciado 1.5 y justificado-.
Diciendo esto, la maestra contaba las hojas, cosa que solo le llevo unos segundos, los cuales le sirvieron para echar una ojeada a las mismas y confirmar que cumplieran con lo que había pedido.
-Muy bien señorita, pasé a su lugar-
-Alcántara López Sonia-
-Presente maestra-
-Permítame su trabajo-
Uno a uno la maestra fue revisando los trabajos de los alumnos, y al igual que al primero, hacerlo le llevaba solo unos cuantos segundos.
-González Rodríguez Ulises-
-Presente-
-¿Termino su trabajo?-
-Si maestra, pero…-
-¿Pero qué?-
-El del ciber ya no tenía tinta a color y…-
-¿Y qué, las trajo en blanco y negro?-
-Si maestra-
-¡Ni lo traiga, yo lo pedí a color, les di dos semanas y ahora me sale con que el del ciber no tenía tinta!-
-Revíselo maestra, lo hice bien, nada más que las imágenes vienen en…-
-¡No me interesa! Yo lo pedí a color, si no está a color no cumple y no hay calificación-
-Huerta Larios Enrique...-
El adolescente se quedo parado un momento esperando que la maestra cambiara de opinión, pero no fue así; ya la maestra revisaba el trabajo del otro estudiante, así que dio media vuelta y volvió a su butaca.
Al ver esta escena, Santiago supo que no habría modo de evitar ser reprobado; él, que siempre cumplía con sus tareas y participaba en clase, que nunca había reprobado ni siquiera una materia por ser un buen estudiante, reprobaría por algo que estaba fuera de su alcance resolver.
-Morales Vázquez Santiago-
-¿Morales Vázquez Santiago no vino?-
-Si maestra, si…-
-¿Y que espera para traerme su trabajo?-
El adolescente tomo su libreta y se levanto de la butaca, camino dos pasos y de pronto se detuvo, miro fijamente a la maestra y levanto su libreta mientras la hojeaba.
-Aquí está mi trabajo maestra, son once hojas, las imágenes a colores, el texto está bien cuadrado y créame que no trae faltas de ortografía, si gusta revisarlo…-
El adolescente no término de hablar, la maestra se levanto a la vez que le gritaba exaltada
-¡Que cree que yo soy su burla o que! Si no hizo el trabajo simplemente diga no ¿No sabe que puedo reportarlo por burlarse de mí?-
-Yo no me burlo de usted maestra-
-¡Ah! ¿Y qué cree que es lo que acaba de hacer? Todos saben cómo quiero el trabajo y me sale usted con que lo hizo en su libreta ¡Que descaro!-
-No maestra, yo no quise burlarme de usted-
-Últimamente su rendimiento ha bajado Santiago, no me entrega los trabajos al 100% como los pido, pero ahora de a tiro me sale con que no hizo nada-
-Si lo hice, está aquí, en mi libreta, revíselo-
-¿Qué se cree usted jovencito, que estoy para hacer lo que usted mande?-
-No maestra, solo le digo que mi trabajo si lo hice, aquí está, en mi libreta-
-¡Salga inmediatamente del salón, no lo quiero ver por mi clase por lo menos en un mes!-
El adolescente ya no pudo reprimirse más, las lágrimas comenzaron a rodar por sus mejillas, el miedo que sentía, de pronto se convirtió en coraje, y sin moverse de su lugar, encaro a la maestra, que le seguía pidiendo saliera del salón.
-¡No me voy a salir y traiga a quien quiera!-
Fue la respuesta de Santiago, que volviendo a levantar su libreta, comenzó a hojearla.
-¿Sabe porque no traje el trabajo como usted lo pidió maestra? ¿Sabe usted porque?-
Sin dar tiempo a que la maestra articulara palabra alguna, el adolescente se respondió lleno de ira.
-¡No traje el trabajo como usted lo pidió porque eso cuesta maestra, y en mi casa ahorita muy apenas alcanza para comer, mi padre tiene ya casi dos meses que perdió su empleo, mi hermano el más pequeño está enfermo y ahorita no tenemos seguro social! ¿Sabe usted que comimos ayer en mi casa maestra? ¡Un pedazo de virote recalentado con mantequilla y los últimos frijoles que quedaban! ¿Qué comeremos hoy? ¡No lo sé, pero estoy seguro que mi padre y mi madre algo arrimarán, y aunque sea un taco nos llevaremos a la boca!-
La maestra lo veía hablar, todos en el salón escuchaban atónitos las palabras de Santiago, quien con la manga del suéter se secaba las lágrimas que escurrían en su rostro.
-¡Usted pidió los trabajos, y sé que no cumplo al entregarlos como usted me los pide, pero no está en mí! ¿Sabe usted cuánto se gasto cada quien en hacer así el trabajo? ¡Casi cien pesos maestra! ¿Sabe cuánto ganaba en un día mi padre donde trabajaba? ¡95 pesos maestra! Sus trabajos a todos les quedaron muy bonitos, y se ven muy bonitos, pero dígame maestra ¿Ha revisado el contenido de alguno para ver si están bien? ¿Cree que al hacer bonito y presentable el trabajo mis compañeros en realidad aprendieron algo? ¿O usted dígame, que es la educación? ¿Es aprender o es verse bonito? ¿Qué se creen ustedes los maestros, que todas las familias pueden hacer los gastos que a ustedes se les ocurran?-
Terminando de decir esto, Santiago tomo asiento, pero de inmediato la maestra se levanto del escritorio.
-¡Salga usted inmediatamente del salón, y ya no será un mes de castigo, ahora mismo hablaré con el director y se irá usted expulsado una semana de la escuela por irrespetuoso! Por lo que respecta a mi clase, prepárese para los extraordinarios, queda desde hoy reprobado para lo que resta del año escolar-
La chicharra sonó anunciando el segundo receso, los estudiantes salieron de los salones gritando y haciendo alboroto. Santiago estaba sentado en la banqueta, frente a la escuela, bajo la sombra de una marquesina; al oír la chicharra alzo la vista, desde ahí observo a los alumnos que salían de los salones de la planta alta, en ese momento vio salir a la maestra en su auto, se marchaba ya, tenia reunión del sindicato.
Santiago se levantó y tomo camino hacía su casa, pensando en cómo le iba a decir a su mamá que lo habían expulsado una semana de la secundaria, sería acrecentar aun más los problemas por los que ya atravesaban sus padres.
Mientras tanto, la maestra conducía su auto y sonreía, que la educación en México sea una mierda no le importaba -al fin y al cabo, el presidente de la república y los gobernadores de los estados, así como las autoridades educativas se llenan el hocico diciendo que “La educación es gratuita”, y “que todos los mexicanos tienen derecho a estudiar”- Pensó.
La maestra se alejo en su auto, soñando ¿Con un México mejor? No, tal vez con un mejor cargo en el sindicato, o tal vez con una Hummer.


Juan Anastacio González Hernández.

Navidad...

Fue un día tal, que hasta los perros me ignoraron, y de lo planeado para hoy, solo fumar en exceso fue logrado.

La Navidad se acerca a mi bolsillo, y me felicita por otro año que se va; tantos preparativos para otorgar un abrazo, un día cada año.
¡Puta madre! Teniendo otros 364 días mas en el año para hacerlo, porque esperar a que un día del calendario y un gordo vestido de rojo te lo ordenen.

¿Qué acaso solo ese día se puede abrazar a un ser querido y demostrar que en verdad se le aprecia?
¿Por qué una cena, de tantas en el año, puede llamarse cena?

Talvez se necesita mas de lo que pensamos, pero hemos sabido relegarlo para no reprocharnos constantemente nuestra ignorancia.
Bello tributo al arrepentimiento
¿O a la hipocresía quizás?

Noche de perdón y esperanza venidera, así mañana, libre el calendario, puedo comenzar mentándole su madre a cualquiera.
Por lo pronto esta noche, talvez en verdad se abran muchos corazones, y yo, con tragos de nostalgia, brindo y me aferró a la soledad,
mi fiel compañera.

Baldoqui. 24/Diciembre/2001

martes, 3 de noviembre de 2009

Este 2 de noviembre

Esta es la primer colaboración que tiene este blog, agradecemos a Sophie por tan bella poesía...


Una foto del río nos hará recordar la belleza de sus aguas, la sonrisa que nos creaba, que ahora nos mata
y nos hace pensar cuantos amigos, vecinos y conocidos se han ido con el rio,
entre tantos peces, pájaros y arboles, que no existen mas en este paraíso; ahora lleno de velas…

Los miramos con duelo, creamos una cruz de ceniza que hará que el hermoso rio Santiago
salga de este martirio, de estas aguas llenas de muerte,
y resucite junto con sus hijos,
aunque la muerte esté siempre presente en calaveritas de dulce.

Y para encontrar su cauce llenaremos de puntos cardinales,
te quitaremos las represas y devolveremos esa vida que te quitamos,
en este acto no solo quiero hablarte Santiago,
también quiero que te purifiques, aquí te dejo un aguamanil,
el jabón no lo necesitaras pues nos confundimos tanto con la realidad que llenamos de espuma tu caudal y la toalla esta de mas, pues con la fuerza del corazón bastara!!..

¿Ves esa jarra de agua? Es para que te mojes los labios y recuerdes la belleza de tu existir.
Te dejo un tequila que traerá a tu mente esos grandes acontecimientos agradables,
esos sonidos que traías al pueblo, el sentir del movimiento de tus aguas,
los clavados que nos echábamos a ti;
esos peces que nos ponían gorditos, los mangos, las ciruelas,
las guayabas que nos daban de dulce nuestros padres…

Ahora que te dañamos, permitimos tu destrucción y pavimentamos tus venas,
te ofrecemos comidita para que deleites tu alma y tus fuerzas crezcan,
que nuestra esperanza está plantada en estas flores que aromatizan nuestros recuerdos,
no solo vengas hoy, regresa para siempre, trae tus nutrias que las quiero conocer,
trae chacales y cangrejos para quitarnos la fiebre,
trae tus aves, peces y frutos, tengo hambre de ti, ya no quiero más destrucción,
no quiero ser un consumista más.

De la inspiración de Atahualpa Encizo.

miércoles, 21 de octubre de 2009

Ensayo sobre la Libertad Parte I...

Libertad, solo eso, libertad, de pequeño, libertad es una palabra ansiada, venerada y en cierto modo esperada
Libertad era la seguridad de un deseo prematuro, de un permiso concedido, de salir un día de lluvia y correr descalzo por los charcos de agua, en fin, la niñez no seria niñez sin libertad.
La libertad es el valor, un gran valor, que inconcientemente tal vez, perdemos al crecer.
Esa libertad heredada de héroes, batallas y guerras, de la cual nos olvidamos al crecer, nos abofetea en la cara de repente, recordándonos que hay guerras que aun no terminan.
Libertad, ocho letras que simbolizan mucho, pero muchísimo más de lo que nuestro corto pensamiento alcanza a comprender.
Por principios de cuentas, somos seres encarnados y a nuestro espíritu se le concedió libre albedrío, o sea libertad de actuar, ser y existir, dejando a la conciencia y al razonamiento la responsabilidad de nuestra conducta.
Somos libres de creer, buscar, tomar y dejar lo que a nuestro parecer es conveniente
Pero… ¿Comprendemos el significado de libertad? Y no hablo de la definición de un diccionario, hablo de la comprensión propia para esta.
Familia y libertad, ¿habremos crecido? El concepto de libertad, según se dice, ha crecido en la familia. Hace 50 años se hablaba de la autoridad del padre, como cabeza de familia, la abnegación, el cariño y los valores de la mamá, como pilar insustituible de la familia, el respeto, la obediencia y el papel tanto de hijos e hijas hacia los padres y dentro del hogar.
Hace 50 años no había libertad, mas que la que el padre, cabeza de familia, permitía ¿Y ahora? La violencia intrafamiliar en su mas alto punto, al igual que los divorcios, la mujer se volvió independiente, un derecho que es digno de admirarse, pero las familias disfuncionales crecen en números alarmantes, la drogadicción, el alcoholismo, la maternidad de mujeres adolescentes, el maltrato físico y mental, si, hay libertad, pero desafortunadamente la familia se ha desarticulado, los valores se pierden y esa presunta libertad ha traído un problema social enorme y creciente, con esto no quiero decir que hace 50 años era mejor, lo que digo es que en 50 años de buscar esa “Libertad” equivocamos el rumbo y hemos caído en las cadenas de la descomposición familiar; creo que es hora de buscar esa libertad individual y unir a la familia, ya es necesario.

Libertad, solo eso libertad
El artículo 3ro de la Constitución nos marca que en nuestro país la educación es gratuita y laica, es decir sin costo y apartada de religión alguna, lastima que hoy, a parte de laica, la educación gratuita también es mediocre.
En Cuba, hace 30 años, se termino el analfabetismo, aquí aun hay números que nos hacen pensar en cuanto a la calidad de la educación impartida en escuelas primarias y secundarias.
Se que los maestros tienen décadas luchando por un salario justo, acorde a la importante labor que desempeñan, mas sin embargo, no es aceptable que la enseñanza que imparten o mejor dicho la mínima enseñanza raye en la mediocridad.
Es de todos conocidos el nivel de conocimiento en la mayoría de los estudiantes mexicanos, por desgracia, muy bajo.
El presidente en turno tiene la libertad de llenarse la boca hablando de millones de desayunos y miles de aulas del siglo XXI ¿Tendrá el derecho? Los desayunos los compra el alumno, y lo otro es algún negocio de particulares que acabara como otro elefante blanco de fin de sexenio
¿Cuántos estudiantes no crearan un sentimiento de esclavitud al oír cientos de veces al día en radio y televisión las palabras del presidente, dándose cuenta que la realidad, esa realidad del niño, del adolescente, del joven mexicano esta muy lejos de parecerse al discurso hueco de un vividor del sistema, de un beneficiado de la “Libertad de Gozamos”
“Libertad, derecho de los pobres, negocio de los ricos”........
Juan Anastacio González.

viernes, 16 de octubre de 2009

Ni el tiempo podrá...

Me desperté muy temprano por la mañana, casi aclarando, hacía frío, y solo los cascos de un caballo en el empedrado rompían el silencio.
“Chin... mi madre no me habló para ir a las mañanitas… y yo que pensaba ir todos los días, ya fallé el primero”…
El silbido del lechero en la casa de enfrente me saco de mis pensamientos, me levante y camine al baño, solo pensaba en la prisa que tenía en pedirle una explicación a mi madre del porqué no me despertó a la hora que se lo pedí.
Al salir del baño me dirigí a su cuarto ¡Vaya sorpresa! No estaban ni ella ni mi padre; unas risas en la puerta y la cerradura girando me hicieron entender todo de golpe ¡Se fueron sin mí!
Mi padres entraron y molesto los encaré reclamándoles el porqué de irse sin mí a las mañanitas, a lo cual la respuesta fue -“Saca la olla de la leche, anda, antes de que se vaya”-.
Resignado, ignoré hasta el saludo del lechero, quien comenzó a silbar mientras vaciaba la leche en la olla; quizá al notar mi molestia prefirió despedirse con un ademan de manos mientras se marchaba silbando por la calle.
Mi madre comenzó a preparar el desayuno, yo me senté a la mesa aun con el disgusto pintado en el rostro, el cual se disipo cuando ella dijo que, el primer día de la fiesta, nuestra comunidad sería la que peregrinaría.
“Anda, desayuna y ve a ver en que les ayudas para adornar el carro alegórico, al fin hoy no hay escuela” me dijo mi madre.
Aun no terminaba el desayuno cuando llegó mi primo, venía dispuesto a pasar el día en el cerro con su jaula trampera, su resortera y su perro; recordé mi compromiso con el un día antes, de ir a atrapar gorriones a las barrancas, pero decidí romper ese acuerdo ya que, barrancas y gorriones siempre habría, a diario, pero peregrinaciones de la comunidad, solo una vez al año.
Mi primo se fue al cerro y yo me fui directo adonde adornaban el carro.
Mientras caminaba, respiraba ese olor que tiene mi pueblo por las mañanas, tal vez por la brisa de la cascada, o por la limpieza de sus calles, o quizá porque en su aire se respira vida; este es mi pueblo ¡Ni el tiempo podrá robarle todo esto que tiene!
Al doblar la esquina vi a los vecinos, todos gente conocida, gente pueblerina, que vive y actúa con las costumbres de sus antepasados, con la identidad que caracteriza las comunidades, la de nosotros esta en nuestro río, en la textil, en la Madre Admirable.
De inmediato me integré al grupo que adornaba el carro, el cual siempre queda hermoso, sea de la comunidad que sea, ya que no se trata de darle lujo u ostentación, sino de darle el valor de comunidad organizada, de pueblo con valores arraigados y respetados.
Cada vecino cooperaba con algo propio para adornar el carro, flores naturales, modestos arreglos, y lo más importante, la integración y participación de la comunidad, ayudando directamente, regalando un poco de tiempo a una labor que nos reconoce, que nos identifica, que nos da pertenencia.
Esa es la verdadera fiesta, donde los vecinos conviven, trabajan en conjunto en un ambiente de respeto y de alegría, donde entregan su trabajo a su fe, y no a su interés propio.
No creo que esto con el paso del tiempo se pierda, somos un pueblo con identidad, con costumbres, con tradición; somos la gente de El Salto.
A eso del mediodía se terminó de adornar el carro, que en realidad era una vieja carreta en la cual, como cada año, se congrego la buena voluntad de los vecinos para hacer de ella algo hermoso y mostrarla a las demás comunidades del pueblo.
Regresé a casa y mi madre ya me preparaba algo de comer, pero no traía hambre, algún vecino llevó agua fresca para los que adornábamos el carro, el de la panadería regaló virote y otra vecina los untó de frijoles con longaniza.
Mi hermano más pequeño estaba sentado a la mesa, y me preguntó si me subiría a la rueda de la fortuna; le conteste que sí, pero hasta la noche que fuéramos a la plaza.
“¡Amá, a mi deme dinero para jugar al juego de la rata, a ver si me gano algo!”
El juego de la rata, la lotería, los extraños seres de fantasía que traía consigo la fiesta, la mujer tortuga, la mujer araña, etc. Todos ellos despertaban la curiosidad pueblerina, al igual que el poder ganarse algo grande y costoso con una pequeña inversión tirando a los dardos y a las voladoras.
Además no faltaba el tiro de monedas a las cartas, la ruleta, y el famoso “chepito” que se llevaba todo para mala suerte de los que nos animábamos a apostar el poco dinero que nos daban en casa.
Eso es parte de nuestras fiestas, lo que a cada año diferencia la monotonía de este lugar. El silbato de la textil me sacó de mis pensamientos ¿Acaso algún otro pueblo tendrá su silbato y su chacuaco, haciendo saber la hora a la gente? No lo creo.
Después de bañarme salí de casa, a eso de las 4:00 de la tarde, ya casi comenzaba la peregrinación, así que apreté el paso y llegué hasta donde ya se organizaba la comunidad para iniciar esta bella tradición, peregrinar por las calles, mostrándo al pueblo que, como comunidad, sentíamos de verdad nuestras fiestas patronales.
Me acomode junto al cohetero, ofreciéndole mi ayuda para cargar los cohetes, claro está que no solo yo se lo pedí, la mayoría de niños queríamos estar siempre al lado del que aventaba los cohetes, y nos sentíamos parte importante de la peregrinación por el hecho de ir cargándolos.
¡Qué bonito nuestro carro! Un pasaje de la biblia de Jesús hablando con los niños, y todos conocíamos al que personificaba a Jesús, y todos los niños arriba del carro eran de mi colonia, yo ya estaba grande para estar ahí, pero si hubiera podido me hubiera trepado al carro.
Delante del carro llevan la imagen de la Madre Admirable, la patrona de nuestro pueblo, y como siempre, los niños, adolescentes y jóvenes, somos los más entusiastas a participar en los festejos de nuestra patrona, que vino de Francia y durante muchos años tuvo su capillita ahí en el ranchito de La Azucena, donde se siembra mucho maíz y hortalizas, y pienso que siempre será así.
La Madre Admirable, patrona de los textileros, de nuestra historia como pueblo, con su carrete de hilo y su algodón, no me pierdo ninguna peregrinación los domingos del novenario cuando vamos por ella allá, a su primera capillita.
Entre más camino menos pesan los cohetes, y es que ya llevamos muchos tronados ¡Y todavía faltan las ristras que están abajo del templo para cuando las campanas comiencen a sonar a nuestra llegada! Ya mañana me tocará a mí estar allá arriba, en la torre, tocando las campanas.
¡Qué bonita es la llegada de la peregrinación a la parroquia, casi siento que las campanas saldrán volando fuera de la torre por el estruendo que hacen, y esa tronadera de cohetes, y la Fe, el amor, el respeto, la devoción que este pueblo le entrega a sus creencias, me llena de orgullo ser parte de esta comunidad, que nunca olvidará su raíz, que nunca perderá su identidad, pues somos mucho pueblo para que algo nos destruya!
Me compraré unas cañas para comérmelas mientras doy la vuelta viendo los puestos, ¡Y es que ya se está juntando la chamacada, a ver qué hacemos!
¡Este es el sabor del pueblo, disfrutando y participando en sus festejos!
No pude ir a las mañanitas hoy, pero mañana seguro estaré allá, para tomarme mi canelita para el frío; mira a estos ¿Que no saben que aquí en el cuadro se hacen dos filas? No, sino son de aquí, no los conozco, en este pueblo todos nos conocemos, déjenme explicarles como debemos andar por la plaza: por el lado de adentro van las familias y los muchachos, y por el lado de afuera en sentido contrario las muchachas, y haciendo valla en las orillas están los muchachos regalándoles flores, piropos y untándoles confeti en el cabello. Y las jardineras son exclusivas de las parejas que echan pegue, y de aquellos que acaban de ligar y se sientan a platicar. Esto no se ve en todos lados, esto es algo muy de mi pueblo.
Recorro la plaza y veo feliz a la gente ¿Qué pueblo más agradecido que El Salto puede haber para con Dios? ¡Tenemos todo para ser felices! El futuro de este lugar será grandioso, y será para nosotros, los niños, a nosotros nos tocará la madurez y las ventajas de estar aquí, de vivir aquí, de nacer aquí.
¡Ya comenzaron a quemar el castillo! ¿A quién le tocaría hoy? ¿A Nunatex? ¿A Euzkadi? ¡A quien sea, siempre ponen buenos castillos!
¡Aguas que se vienen para acá los buscapiés! ¡Córrele, córrele! JAJAJAJAJA, hoy no hubo torito, a ver si mañana…
¡Ya voló la coronita, pero salió chueca, yo creo va a caer en la textil! ¡Qué chido estuvo este castillo!
Me voy a buscar a mis padres, de seguro están en la esquina de la presidencia, junto a la lotería, es el primer día de fiesta de mi pueblo y me he divertido a lo grande, es un orgullo pertenecer a un lugar como este ¡Y todavía falta el desfile de los deportistas el día 20!
¿Todo esto junto será nuestra verdadera identidad? Creó que si, hoy estuvo bien suave, y viendo así las cosas pienso que mañana, y en el futuro, tal vez dentro de 30 años, después del dos mil, si es que no se acaba el mundo, todo será mejor…

Autor: Juan Anastacio González Hernández.

lunes, 12 de octubre de 2009

Dentro y Fuera

No escucho nada.
El silencio se vuelve mi carne, mi ropa,

mi sombra;
hasta los lamentos de los árboles cesan antes de escucharlos.

Altivos, fingiendo,
como transparentes dentro y fuera;
los cristales ocultan los sonidos,
y los años me reclaman que hizo falta
hacer oídos sordos al orgullo.

Sin nadie a mi alrededor,
ni siquiera los gatos soportaba;
los muebles no platican, no consuelan,
y los cuadros, por mas bellos,
no me brindan un gesto de cariño.

Creí ser lo que soñaba, y soñé que lo creyeran.
Ya no existe eco, ni risas,
oscurece dentro y fuera.

Que vicio el de antaño,
pensar que adore estar solo,
recibiendo aves de paso;
hoy la ruta de la vida ha cambiado el sendero,
y estas paredes… Estas paredes,
absorben las últimas muestras de razón y de poesía,
que fluyen aquí y allá como negras mariposas.

En fin, es el encierro, son los recuerdos,
muero de no ser por estos,
y muero, a gotas, de ellos.
¡No, no me los roben, no se lleven mi alimento,

no dejen que mi alma muera de hambre,
no lo hagan!
apiádense del ultimo suspiro que no llega,
que no se presenta,
no deseo en el ultimo minuto morir solo,
sin compañía.

Me dio miedo amar.
Vanidad, tardas en marcharte de mi lado, demasiado.
Hablarían mil bocas, escucharía mil risas;

esa dicha ahora se me niega.

Iglesia, educación, sociedad,
¡Al diablo con ellos!
Hoy quisiera en mi cama,

un sincero cuerpo de mujer reconfortando mi alma.

Autor: Juan Anastacio González Hernández

viernes, 9 de octubre de 2009

Evadiendo...

Esta poesía fue ganadora del primer lugar en el concurso de poesía FilJoven 2002 que organiza la Universidad de Guadalajara año con año.
Cristobal González, "El tobal", fue semifinalista en las categorías de cuento y poesía.
Con esta poesía ganadora de un primer lugar en tan reconocido certamen, damos por inaugurado este espacio que dará a conocer todo el talento literario de nuestro municipio El Salto, Jalisco.


No desaparezco.
Evado los sitios donde me soñaste,
donde ya no queda, ni la sombra misma,
de la necesidad de estar contigo.

Burlo la constante y desesperada hora

en que me buscas sin descanso,
Cuando tu aliente se vuelve nada;

arrogancia de mi ser idolatrada.

No soy un fantasma.
Me presento en los sitios claros,

acaparando la total y muda indiferencia.
Doy tal elocuencia a mis palabras,

que nada concuerda en mi mensaje, tonto paje.

No soy invisible.
Ignoro los minutos que nunca me lloraste, me guardo en el bolsillo las palabras

que nunca mencionaste fueran mías.
Lamento que mi boca no supiera

pronunciar lo que no nos importaba.

No me escondo.
Atiendo los suspiros que me niegas,

y muerdo hasta la tinta de mis letras.
La almohada se fugo con uno de mis sueños,

y hoy la sabana es mi confidente;
ya no falta mucho para que todo siga igual,
cuido no se quiebre algún espejo.

No sobrevivo.
Existo en el segundo exacto que olvido tu recuerdo,

inhalo ese aroma que se pierde,
y respiro la añoranza de hace un rato.

No; y este No se carga de palabras,

y mi lápiz se divierte con las letras,
en el sobrio anochecer de mis mañanas.

Autor: Santos Cristobal González Hernández.