De repente sintió una palmada en la espalda
-Vamos wey, tú no te desanimes, se me hace que la pinche vieja ni vino-.
El adolescente esbozo una leve sonrisa
-“Es cierto, a lo mejor la maestra no vino”- Pensó para sus adentros.
-Además wey, tú eres el más trucha de todos, llevas buenas calificaciones, la vieja tiene que entender-
Los minutos pasaron y la maestra no llegaba, el adolescente comenzó a pensar que tal vez su amigo tenía razón, quizá la maestra faltaría a clase, y el tendría una semana más para tratar de dar solución a su preocupación.
Pero la suerte no estaba a su favor, la maestra entro apresurada, saludó mientras todos se levantaban.
-Siéntense por favor; se me hizo un poco tarde, cosas del sindicato, así que nos daremos prisa ¿Terminaron todos su trabajo?-
-Siiiiiiiiiiii-
Contestaron varias voces a la vez, mientras tanto, la maestra terminaba de acomodarse en el escritorio, hecho esto, se tomo unos segundos para dar una mirada a los alumnos.
-Bueno, espero que todos lo hayan terminado, recuerden que de esto depende su calificación, es lo único que tomaré en cuenta, el que no lo haya hecho, puede darse por reprobado-.
-Conforme los vaya nombrando iré pasando lista y vendrán a entregarme su trabajo ¿Alguna duda?-
Nadie respondió, así que la maestra comenzó a pasar lista y a revisar los trabajos.
-Acosta Martínez Alicia-
-Presente maestra-
-¿Termino su trabajo señorita?-
-Sí- Respondió la adolescente mientras se acercaba al escritorio.
-Déjeme ver, eran 11 hojas y le pedí las imágenes a color, letra times new roman 12, espaciado 1.5 y justificado-.
Diciendo esto, la maestra contaba las hojas, cosa que solo le llevo unos segundos, los cuales le sirvieron para echar una ojeada a las mismas y confirmar que cumplieran con lo que había pedido.
-Muy bien señorita, pasé a su lugar-
-Alcántara López Sonia-
-Presente maestra-
-Permítame su trabajo-
Uno a uno la maestra fue revisando los trabajos de los alumnos, y al igual que al primero, hacerlo le llevaba solo unos cuantos segundos.
-González Rodríguez Ulises-
-Presente-
-¿Termino su trabajo?-
-Si maestra, pero…-
-¿Pero qué?-
-El del ciber ya no tenía tinta a color y…-
-¿Y qué, las trajo en blanco y negro?-
-Si maestra-
-¡Ni lo traiga, yo lo pedí a color, les di dos semanas y ahora me sale con que el del ciber no tenía tinta!-
-Revíselo maestra, lo hice bien, nada más que las imágenes vienen en…-
-¡No me interesa! Yo lo pedí a color, si no está a color no cumple y no hay calificación-
-Huerta Larios Enrique...-
El adolescente se quedo parado un momento esperando que la maestra cambiara de opinión, pero no fue así; ya la maestra revisaba el trabajo del otro estudiante, así que dio media vuelta y volvió a su butaca.
-Morales Vázquez Santiago-
-¿Morales Vázquez Santiago no vino?-
-Si maestra, si…-
-¿Y que espera para traerme su trabajo?-
El adolescente tomo su libreta y se levanto de la butaca, camino dos pasos y de pronto se detuvo, miro fijamente a la maestra y levanto su libreta mientras la hojeaba.
-Aquí está mi trabajo maestra, son once hojas, las imágenes a colores, el texto está bien cuadrado y créame que no trae faltas de ortografía, si gusta revisarlo…-
El adolescente no término de hablar, la maestra se levanto a la vez que le gritaba exaltada
-¡Que cree que yo soy su burla o que! Si no hizo el trabajo simplemente diga no ¿No sabe que puedo reportarlo por burlarse de mí?-
-Yo no me burlo de usted maestra-
-¡Ah! ¿Y qué cree que es lo que acaba de hacer? Todos saben cómo quiero el trabajo y me sale usted con que lo hizo en su libreta ¡Que descaro!-
-No maestra, yo no quise burlarme de usted-
-Últimamente su rendimiento ha bajado Santiago, no me entrega los trabajos al 100% como los pido, pero ahora de a tiro me sale con que no hizo nada-
-Si lo hice, está aquí, en mi libreta, revíselo-
-¿Qué se cree usted jovencito, que estoy para hacer lo que usted mande?-
-No maestra, solo le digo que mi trabajo si lo hice, aquí está, en mi libreta-
-¡Salga inmediatamente del salón, no lo quiero ver por mi clase por lo menos en un mes!-
El adolescente ya no pudo reprimirse más, las lágrimas comenzaron a rodar por sus mejillas, el miedo que sentía, de pronto se convirtió en coraje, y sin moverse de su lugar, encaro a la maestra, que le seguía pidiendo saliera del salón.
-¡No me voy a salir y traiga a quien quiera!-
Fue la respuesta de Santiago, que volviendo a levantar su libreta, comenzó a hojearla.
-¿Sabe porque no traje el trabajo como usted lo pidió maestra? ¿Sabe usted porque?-
Sin dar tiempo a que la maestra articulara palabra alguna, el adolescente se respondió lleno de ira.
-¡No traje el trabajo como usted lo pidió porque eso cuesta maestra, y en mi casa ahorita muy apenas alcanza para comer, mi padre tiene ya casi dos meses que perdió su empleo, mi hermano el más pequeño está enfermo y ahorita no tenemos seguro social! ¿Sabe usted que comimos ayer en mi casa maestra? ¡Un pedazo de virote recalentado con mantequilla y los últimos frijoles que quedaban! ¿Qué comeremos hoy? ¡No lo sé, pero estoy seguro que mi padre y mi madre algo arrimarán, y aunque sea un taco nos llevaremos a la boca!-
-¡Salga usted inmediatamente del salón, y ya no será un mes de castigo, ahora mismo hablaré con el director y se irá usted expulsado una semana de la escuela por irrespetuoso! Por lo que respecta a mi clase, prepárese para los extraordinarios, queda desde hoy reprobado para lo que resta del año escolar-
Santiago se levantó y tomo camino hacía su casa, pensando en cómo le iba a decir a su mamá que lo habían expulsado una semana de la secundaria, sería acrecentar aun más los problemas por los que ya atravesaban sus padres.
Mientras tanto, la maestra conducía su auto y sonreía, que la educación en México sea una mierda no le importaba -al fin y al cabo, el presidente de la república y los gobernadores de los estados, así como las autoridades educativas se llenan el hocico diciendo que “La educación es gratuita”, y “que todos los mexicanos tienen derecho a estudiar”- Pensó.
La maestra se alejo en su auto, soñando ¿Con un México mejor? No, tal vez con un mejor cargo en el sindicato, o tal vez con una Hummer.
Juan Anastacio González Hernández.